EL BLOG DE ISMA

martes, 27 de octubre de 2009

Desde ahora, en estero.

Empiezo a vivir por primera vez en mi vida con una parte desconocida para mí: el sonido en su justa medida.
Cosas que hasta ahora no sabía que sonaban o cuan molesto era cuando suena en su justa medida.


El cierre de puertas emite un chasquido que me golpea fuertemente en la cabeza, al igual que el terrible ruido de los platos contra las cucharas, ¡que a nadie se le ocurra ponerse a batir huevos!, mi respiración la divido en dos partes: ruidos al inspirar y ruidos al expirar.


Ruidos al clak clak de los tacones, ruidos a numerosos gritos y coches en la calle, ruidos a las bocinas, al tren que pasa cada 5 minutos y la televisión siempre encendida.


Las voces de las personas son mecánicas ¿os habéis convertidos en robots?, cuando mastico, cuando bebo agua emito un ruido que hasta ahora nunca había escuchado, ¡los peos se escuchan más que huelen!


Creo que no existe el silencio total, bueno sí, cuando llega la noche que me siento en la cama, respiro hondo y meto mis manos en los oídos, primero el azul y luego el rojo… y después… silencio (casi) total. Como soy optimista: suerte tengo de no ser como los demás que no tienen ese momento de silencio y suerte tengo de escuchar solo lo que me interesa.

Desde ahora, os escucho en estero…

jueves, 22 de octubre de 2009

martes, 13 de octubre de 2009

Año 2.209 (segunda parte)

(continuación de la primera parte)

- ¡…Espera!  ¡no sigas hablando! ¡ya me estás diciendo donde cojones estoy yo!, ¡donde cojones estás tú y donde cojones están mis cosas!.

Vuelve a sonar el móvil que me dice: “usted se encuentra en Sant Vicenç dels Biohorts…, su mujer de compras en Mónaco y sus cosas…”; no le dio tiempo seguir porque histérico y hecho una furia le clavé en medio de las teclas el cuchillo que iba a hacer servir para untar la tostada. Lidia, desde la otra pantalla había podido ver la escena y horrorizada puso cara como si hubiese matado a su tortuga… casi se le saltan las lágrimas cuando me dijo: “¡te lo regalé para nuestro aniversario!”.

- Por favor cariño (dije tranquilizándola), solo te lo digo una vez…:  ¿donde pollas estoy? ¿y donde está mi PSP?. Dije contundentemente, separando bien las palabras y haciendo muecas con la mano como hace Aznar.

Los dos miramos de reojo el móvil por si acaso volvía a sonar pero solo se encendió una pequeña luz, sin sonido, definitivamente me lo había cargado.

Lidia contestó: – ¿En serio no recuerdas donde estás?

- Ni lo más mínimo, hace rato que quiero ir a cagar y tengo miedo de que me pase algo ¿que es todo esto?. Dije yo más tranquilo.

- ¿te has tomado la pastilla? ¿sabes que día es hoy? ¿como puede ser que no lo recuerdes? ¿Sabes lo que te digo:? ¡que ya no te digo nada por listo! por haber roto el móvil que te regalé y por ponerte así de bruto que sabes que no me gusta. Ale, ¡adios monsier! Y de repente se apaga la pantalla desde donde asomaba la cabeza Lidia.

Vuelve a haber silencio y eso en parte me calma bastante, a mi derecha miro y veo un WC. Llevo rato sintiendo que debo hacer mis necesidades porque se estaba haciendo insoportable tanto ardor en mi estómago, camino lentamente desconfiando de todo y me bajo el pantalón del Barça que utilizo para dormir, me siento en la taza y se escucha una voz automática que sale del fondo del WC: “apriete”. Cierro los ojos y aprieto con temor, incluso por poco tiempo pude sentir como me temblaron las piernas. En dos minutos interminables termino de defecar pero no localizo el papel de WC, evidentemente me imaginé queme saldrá un chorro de agua que me limpiará la zona íntima pero no sabía como se activaba, no había ningún botón que pulsar, ninguna indicación así que supuse que tendría reconocimiento de voz y yo debía informar verbalmente al WC que había terminado, comienzo a utilizar términos como: “fin”, “final”, “terminado”, “acabado”, “chorro”, “activar agua”, “ya estoy” etc… con ninguna de estas palabras el WC se inmutó por lo que al final dije acertando: “¡VAYA MIERDA!” y salió un chorro de agua calentita hacía mi culo y luego unos aires de secado que me dejó como nuevo. Al levantarme del WC se volvió a escuchar la misma voz del fondo: “su defeco pesa 0,189 kilos y será analizado para detectar futuras enfermedades. Gracias”

Otra vez me vuelvo a poner nervioso, que alguien pese mi mierda y me diga que va a analizarlo me pone nervioso, no es que desconfíe pero el no saber en que mundo estoy no es muy normal. Me dirijo al armario, debo vestirme y salir a la calle a buscar a alguien que conozca para pedir ayuda, si Lidia se ha enfadado no me va a querer hablar al menos hasta la noche  que es cuando siempre nos reconciliamos, dudo si la veré por la noche porque si está en Mónaco supongo que se quedará un tiempo y para mi esto acaba de empezar así que será un día muy largo…