Las Chicas y Las Fotos

Cuando alguien después de haberse pasado todo el día motivado y haciendo fotos, llega a casa las pone en el ordenador y observa la primera foto en la que sale su cara y se dice para si misma: “salgo mal, pero a lo mejor solo es la primera foto”, sigue pasando fotos y en la tercera o cuarta foto ya lo dice en voz alta “¡salgo mal en todas!”. Y lo dice como si esa situación ya le hubiese pasado antes.

Aquí llega el punto que no entiendo: no es que salgas mal, es que tu cara es así. Algunos dicen  “es que yo no soy fotogénico”, y parece que poniendo esa excusa te sientes mejor. A veces me invade la sensación de que uno mismo siempre se ve feo en las fotos y tiene que esperar al juicio de alguien sincero y neutral (no sirve madres ni maridos) para que sin ningún alarde de dolor ni de compasión nos diga realmente como salimos en la foto pero aquí pueden pasar dos cosas: si esa persona neutral te dice que sales bien no le vas a creer porque te está engañando y piensas que lo dice porque no quiere herirte y si es persona te dice la verdad y que sales muy mal vuelves a excusarte en que “no eres fotogénica” y te vuelves a quedar aliviada.

Más de una vez viendo fotos con gente me he dicho: “seguro que ahora tal persona dice que sale mal en las fotos”; en la primera foto que vemos no dicen nada, en la segunda tampoco y ya me empiezo a impacientar pero en la tercera se escucha con tono derrotado “salgo rara”.

Salir raro y salir mal es lo mismo, y la mejor manera de ocultarlo es poner en la toma de la foto cara rara a posta: inflar mofletes, mirarte la nariz con los dos ojos y sacarte las orejas. Aunque esto tiene sus desventajas, recuerdo que una vez mi padre me dijo que en las fotos no debía de estar siempre haciendo el payaso e intentar sonreír como una persona adulta… bueno, más bien  me dijo “deja de poner cara de inútil en las fotos o te hincho a ostias” también es verdad que antes las fotos funcionaban con carretes y no se podían ver hasta que las revelabas y cuando veía que en todas las fotos salías inflando mofletes pues el pobre hombre pensaba que había tirado 500 pelas a la basura por culpa del niño. Lo curioso fue cuando ya dejé de hacer el inútil y poner caras raras porque fue entonces cuando se me abrió otra etapa de mi vida que desconocía y me di cuenta de que siempre salía con los ojos cerrados, con la boca abierta porque estaba hablando o mirando para otro lado.

En definitiva, no hay solución para esto, el que sale con caras raras es porque tiene la cara rara y a mi nunca me va a gustar como salgo yo en las fotos pero a mi mujer si y viceversa y nos tenemos que conformar con eso… o con lo que hace mi cuñada (no voy a decir nombre), mi cuñada Ester cada vez que se tiene que hacer una foto ante un monumento o extraño objeto les tenemos que echar la foto y luego ella la revisa y si no ha salido bien hay que volver a hacerla (no importa el tiempo perdido ni la cantidad de fotos). Recuerdo una vez en una excursión que se empeñó en que le hiciéramos las fotos con dos cámaras distintas por si acaso en alguna salía mejor que en otra… Ahora entiendo a mi cuñado cuando no le quiere acompañar a renovarse el DNI…

Nota para Ester:

Ester, sabes que todo esto lo publico desde el cariño y sabes también lo bien que me lo paso contigo pero se que no lees este blog, haber si escribiendo anécdotas tuyas te animas y empiezas a leerme.  Un beso.

Os dejo una de las mil fotos que tengo con los ojos cerrados.