EL BLOG DE ISMA

jueves, 28 de mayo de 2009

Mes que un club

Estába yo en casa del Enric que se curraron un proyector al estilo “fútbol a la fresca”, sufrimos problemas al sintonizar la antena inalámbrica y hasta el minuto 8 no pudimos ver el partido (dicen que fue cuando mejor jugó el Manchester), no nos dio tiempo abrir la cerveza y ahí estaba Eto’o corriendo como siempre y marcando ese golito… aunque yo, cada vez que la tocaba Cristiano Ronaldo me echaba a temblar porque he visto a ese tío meter goles como le ha dado la gana y solo me tranquilizaba cuando Xavi e Iniesta la tocaban. El segundo gol del Barça lo grité 5 segundos antes que los demás, es la ventaja de escuchar el partido por la radio mientras ves la tv; sigo sin entender que en un mundo donde la alta tecnología es capaz de mandar a un turista a dar una vuelta por la orbita terrestre en una nave espacial no podemos sincronizar la tv con la radio.

 

Contento, alegre, frenético, emocionado, gozoso, expectante, enloquecido, exultante, eufórico y poseído… sobretodo poseído… esto es lo que se siente cuando el Barça gana la Champions, o cuando le mete el sexto gol al Madrid, o cuando gana la liga o cuando remonta y gana la copa del Rey o incluso cuando Iniesta mete ese gol contra el Chelsea en el minuto 92 que nos da el pase a la final de la Champions… todo esto hemos vivido esta temporada los cules y sí, recuerdo ese momento como si fuese ayer mismo.

 

Mi momento de mayor locura duró un minuto cuando Iniesta metió el gol en la semifinal, estaba en el bar junto con los de siempre, el Chelsea metido atrás en su campo y el Barça sufriendo y luchando con un jugador menos, no les quedaban fuerzas ni para acercarse al área, necesitaba un gol para clasificarse y de repente justo cuando ya estábamos fuera de la Champions chutó Don Andrés y lo metió por toda la escuadra: todo el mundo gritando eufóricamente, yo afónico como siempre, nos subimos en la silla frenéticos, nos subimos en las mesas gritando como locos, la dueña del bar recogiendo los platos y los vasos por miedo a que los rompiéramos, entre todos nos abrazábamos y de la emoción casi le doy un beso en la boca a mi cuñado si no llega a ser porque él lo impidió y me apartó a tiempo… cuando salimos del bar Lidia me dijo con voz tranquila: “no se si alguna vez nos volverán a dejar entrar en este bar”…

El caso es que hay momentos en la vida en los que yo me he sentido muy feliz, cuando aprobé con un 10, mi primer trabajo, sacarme el carnet de conducir, mi primer beso, mi primer polvete, el día de mi boda también fui muy feliz y cuando nazca mi primer hijo supongo que también y cuando me jubile o veranee en las Islas Mauricio pero nunca, nunca he tenido ese minuto tan solo un minuto de locura, de euforia, de emoción, de alegría, y de estado poseído como me he vuelto esta temporada con el Barça…

…y además tengo la suerte de que mi mujer me entiende y no me toma por un loco…

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