Pasta fría calentita

Resulta que ayer a mi suegra (tan amble ella) le sobró comida del mediodía y me hizo un tupperware para comérmelo hoy en el trabajo. Oí dos cosas: “pasta” y “alioli” lo cual me hacía pensar en algo tipo fideua y que estaría muy rico.

Os cuento para los que no lo sepáis que en mi trabajo hay un calientaplatos, se enciende a cierta hora de la mañana y para la hora de comer el plato está en su temperatura idónea.

Madre de Dios Santo y la señora de Calcuta que cuando abro el tupperware para hincarle el diente veo que hay “pasta” y “alioli” pero que también hay cebolla, olivas, tomate y lechuga caliente. Evidentemente era un plato frío que yo me he metido en el calienta platos y me lo he comido caliente, es como si te comes las lentejas frías. Tras unos primeros bocados veo que la comida no ha quedado tan mal, vamos que es comestible, intento apartar las lechugas y cebollas calientes porque no es lo mío y el resto como si no pasara nada. En cuanto a mi mayor preocupación: el alioli, puedo decir que no sabía a alioli y no porque no estuviera bien hecho que seguro que estaba riquísimo pero al llevar todo el día en caliente supongo que habrá cambiado el gusto y quizá la viscosidad, de hecho no he visto nada de alioli, si no llega a ser porque me han dicho que sí que había ni me entero y esto me preocupa porque tienes menos pruebas para decidir: si “está bueno o está malo”.

En definitiva, veinte minutos después de comer ya llevo 3 peillos y uno grande… y subiendo… si sigo manteniendo este ritmo para cuando llegue a casa me habré tirado 20 peillos y 4 grandes… otro día os explico como se pone el coche cuando mi culo se deja llevar con las ventanillas bajadas, se crea un ambiente irrespirable que se me pone el techo marrón, incluso noto que el coche corre menos…